¿Quién es Felisa García? La cómplice clave en el secuestro de Anabel Segura

“La churrera de Pantoja” se convirtió en un elemento clave para extender el engaño alrededor de la joven secuestrada en La Moraleja.

A pesar de haber sido asesinada el mismo día en que fue secuestrada, el misterio detrás de la desaparición de Anabel Segura logró extenderse durante más de dos años. Una de las responsables de esto es Felisa García, quien logró engañar a la familia de la joven. ¿Cuál fue su papel en el caso y dónde está hoy?

La voz que reactivó el caso Segura

Hablar de Felisa García Campuzano es señalar la pieza clave del caso que dejó en vela a la España de los años 90. Cuando la investigación alrededor del secuestro de Anabel Segura parecía dormida, una cinta de audio por parte de los secuestradores se convirtió en un elemento importante para descubrir el paradero de los criminales.

“Hola, padres. Esta gente no me cuida mal, así que a ver si esto se termina pronto. Hasta luego, papá. Adiós, mamá. Hermana, te quiero mucho. Adiós”. Con estas palabras, Felisa García intentó engañar a la familia de Anabel Segura haciéndose pasar por ella. Pero no sucedió lo mismo con los investigadores del suceso, que levantaron las sospechas.

La voz de la esposa de Emilio Muñoz Guadix, coautor del secuestro y con quien tuvo cuatro hijos, escondía los murmullos de una radio y voces de niños. Además, se identificó un acento toledano por parte de la mujer que se hacía pasar por Anabel Segura. Gracias a este análisis, y a la cooperación de los vecinos de Madrid, se logró localizar y arrestar en 1995 a las tres personas involucradas en el crimen.

¿Dónde está Felisa García hoy?

En 1998, Felisa García Campuzano fue condenada a 2 años y 4 meses de prisión por encubrir el secuestro y homicidio. El juez llegó a la conclusión de que la mujer no tuvo contacto con Anabel Segura durante el crimen. Su testimonio también señaló que Emilio Muñoz, su esposo, la amenazó “con una navaja” para participar en la coartada suplantando a la joven.

Hoy Felisa García tiene 63 años, trabaja brindando servicios de limpieza y vive ajena a los medios en un domicilio en Vallecas. Su papel en el asesinato de Anabel Segura todavía activa el escepticismo de los ciudadanos, mientras ella sigue afirmando que actuó por obligación de los verdaderos criminales.