Desobedeció a sus jefes y rescató a 33 personas tras la DANA en Valencia: la historia de Luis García

Le dijeron que no hacía falta su ayuda, pero cogió su coche y se acercó a la ciudad, pudiendo ayudar a decenas de personas en plena catástrofe.

Por:

Cristian Ortega Mahan

El pasado 29 de octubre, durante la DANA que azotó Valencia, el cabo Luis García, del Grupo de Rescate Acuático (G.R.A) se convirtió en protagonista de una serie de rescates heroicos en medio de una gestión de emergencias ampliamente criticada. Según el testimonio de García, la falta de coordinación y el rechazo de sus superiores a movilizar refuerzos marcaron las horas más críticas de la tragedia.

La decisión de ayudar

Desde temprano, García monitoreaba la situación meteorológica con ayuda de un compañero en Catadau. A las 11:26 contactó con un superior ofreciendo su ayuda para desplazarse al interior de la provincia, pero la respuesta fue negativa. No obstante, hacia las 19:15, al conocer que un compañero había quedado atrapado por el desbordamiento en Utiel, García decidió actuar por cuenta propia. Aunque la Jefatura reiteró que solo podían movilizarse si lo autorizaba el Cecopi, el cabo ya estaba en camino al Parque Central de Bomberos.

La situación en el parque era caótica, con más de 40 bomberos presentándose voluntariamente pese a las restricciones impuestas. Una patrulla de Policía Local solicitó ayuda urgente para Massanassa, donde varias personas estaban atrapadas en una nave industrial. García y dos compañeros, sin activación oficial, partieron hacia el lugar, enfrentándose a inundaciones severas y calles bloqueadas. Finalmente, equipados con un vehículo de rescate, se dirigieron a la Avenida Real de Madrid, una de las zonas más afectadas.

En la avenida, García y su equipo fueron los primeros buceadores en llegar. Con una embarcación BSA4, enfrentaron corrientes tan fuertes que los motores de la lancha se detenían por los escombros acumulados.

Durante el trayecto, comenzaron a rescatar a personas que pedían auxilio. Muchos de los rescatados fueron trasladados al techo de un autobús atascado, donde ya había 14 personas gracias a la acción del conductor. En total, subieron a bordo a 11 más y continuaron con salvamentos en marquesinas, patios y balcones cercanos.

El rescate más conmovedor

Uno de los rescates más conmovedores fue el de una familia con una niña de tres años, atrapados en el techo de un lavadero. La corriente era tan intensa que el equipo tuvo que abandonar la embarcación y avanzar a pie. Lograron poner a salvo a la familia y trasladarla a una zona segura. También participaron en el rescate de un hombre de 80 años atrapado en su vivienda inundada. Inicialmente, no lo encontraron debido al nivel del agua, pero una segunda embarcación logró salvarlo cuando estaba al borde del ahogamiento.

El testimonio de García también revela los peligros que enfrentaron los rescatistas. En dos ocasiones, las corrientes amenazaron con arrastrarlos hacia garajes inundados, obligándolos a aferrarse a farolas y árboles. “Al día siguiente, un compañero me dijo: ‘Luis, casi no lo contamos’. Yo no era consciente de lo cerca que estuvimos de la tragedia”, reflexionó.

Mientras los bomberos continúan criticando la gestión de sus superiores, exigiendo responsabilidades y mejor organización, el relato de García pone en evidencia la valentía y el compromiso del equipo en medio de una de las peores emergencias que ha enfrentado la región.