Aumentan los casos: 4 de cada 10 menores reciben mensajes sexuales no deseados en internet

Un informe alerta de la magnitud del riesgo digital: cientos de miles de adultos buscan activamente contactar con menores con fines sexuales en todo momento.

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Por:

Adonis Martínez

Acoso menores
El acoso a menores, más frecuente de lo que creemos. Fuente: Pexels

Casi la mitad de los menores de edad en el mundo ha recibido mensajes sexuales no deseados por internet. El 42 % de niños, niñas y adolescentes han sido expuestos a este tipo de contenidos, una cifra alarmante que refleja la dimensión del problema en el entorno digital.

A esta realidad se suma otro dato escalofriante: en cualquier momento, hay hasta 750.000 adultos conectados a la red con la intención de contactar con menores con fines de abuso sexual. Una amenaza constante que convierte la protección online en una cuestión urgente y prioritaria.

Abuso de menores
Fuente: Península ES/ Pexels.

Así lo denuncia Nuria Lorenzo-Dus, catedrática e investigadora distinguida de la Universitat Politècnica de València y responsable del Proyecto PRECISIÓN, una iniciativa internacional que busca prevenir la ciberviolencia sexual mediante el análisis del lenguaje y la detección de patrones en las interacciones digitales.

Los datos de la preocupación

Uno de cada tres usuarios de internet es menor de edad, una realidad que agrava el impacto de la ciberdelincuencia sexual. En España, este tipo de delitos representa más del 71 % de los casos registrados, según datos del Ministerio del Interior. A pesar de la magnitud del problema, muchos niños y adolescentes lo sufren en silencio: uno de cada tres menores acosados no se lo cuenta a nadie y el 75 % ni siquiera lo comparte con sus padres.

La cifra es abrumadora y revela hasta qué punto los depredadores aprovechan el anonimato y la accesibilidad de la red para contactar con menores. El Proyecto PRECISIÓN, liderado desde la Universitat Politècnica de València, ha estudiado miles de interacciones en línea para entender cómo se produce este tipo de acoso.

La investigación apunta a un patrón común: el abuso no comienza con violencia, sino con manipulación. Los agresores utilizan el lenguaje como arma para ganarse la confianza del menor y conducir la conversación hacia un terreno sexual, muchas veces sin que la víctima sea plenamente consciente de lo que está ocurriendo.

Cómo actúan estos depredadores sexuales

Un mensaje amable. Un interés desmedido. Una conversación que parece inofensiva, pero que poco a poco se vuelve personal. Así empieza muchas veces la estrategia de un depredador sexual en redes. No con un contenido explícito, sino con cercanía, afecto y atención. Lo que buscan es generar confianza para abrir la puerta a la manipulación emocional del menor.

Nuria Lorenzo-Dus, al frente del Proyecto PRECISIÓN, insiste en que lo peligroso no es que los menores usen redes para explorar su identidad afectiva o sexual —algo normal, dice—, sino que no sepan identificar cuándo una relación se convierte en una trampa. Entender el lenguaje y los procesos detrás de esa manipulación puede marcar la diferencia entre prevenir o llegar tarde.

Por eso, desde este proyecto se están creando materiales específicos para ayudar a padres, docentes y profesionales a detectar señales tempranas, a actuar cuando aún se está a tiempo, y a acompañar cuando el daño ya se ha producido. Porque esta no es solo una batalla de los menores: es una responsabilidad compartida entre familias, escuelas, plataformas y gobiernos.

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