Guanarteme: una mujer de 97 años y su hijo, al borde del desahucio

Derecho al Techo busca frenar el desahucio y proteger el derecho a una vivienda digna para madre e hijo.

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Por:

Adonis Martínez

Mujer desahucio
Margarita es la mujer que está al borde del desahucio. Fuente: Derecho al techo.

Margarita, una mujer de 97 años, y su hijo con discapacidad podrían quedarse sin hogar este lunes en el barrio de Guanarteme, en Las Palmas. Tras más de veinte años residiendo en la misma vivienda, madre e hijo afrontan un posible desahucio sin tener una alternativa clara donde poder rehacer sus vidas. La situación ha generado una ola de apoyo vecinal y de colectivos sociales que reclaman que se paralice la orden hasta que se les garantice un techo digno.

La alarma no se debe solo al caso de Margarita, sino a un fenómeno creciente en la zona. El auge del turismo y la subida de los precios del alquiler están dejando fuera del mercado a vecinos de toda la vida, que ven cómo sus hogares son sustituidos por pisos vacacionales o inversiones especulativas.

Esteban, el hijo de Margarita, ha expresado su preocupación ante la falta de opciones reales. Afirma que han intentado encontrar otra solución habitacional, pero sin éxito. A pocos días de que se ejecute el desahucio, la familia vive con angustia la posibilidad de quedarse en la calle, y denuncia que el sistema actual deja desprotegidas a las personas más vulnerables.

Necesitan un aplazamiento del desahucio

    La plataforma Derecho al Techo ha compartido un vídeo en el que Esteban, hijo de Margarita, denuncia la situación que atraviesa su familia. Según explica, el desahucio de su madre no responde a una necesidad real, sino que obedece a una operación de pura especulación inmobiliaria. La familia intentó frenar la orden a través de una solicitud legal presentada hace un mes, pero esta no fue tramitada hasta la semana pasada, lo que ha reducido al mínimo sus posibilidades de defensa.

Esteban sospecha que el retraso en la respuesta judicial fue deliberado, con el fin de agotar los plazos y dejarles sin margen de maniobra. “No nos queda tiempo ni alternativa habitacional”, afirma con preocupación. Asegura que la única opción que les queda es trasladar a su madre a su propia casa, aunque esta no está adaptada para cubrir las necesidades de su hermano, que también tiene una discapacidad.

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fuente: Pexels

Además del impacto físico, Esteban advierte sobre el daño emocional que supondría para una persona de 97 años dejar el entorno donde ha vivido durante décadas. “Aquí tiene gente que la ayuda”, subraya, insistiendo en la necesidad de que las autoridades detengan el proceso y les ofrezcan una solución digna antes de que sea demasiado tarde.

Piden un control real de los precios

Desde la plataforma han lanzado un mensaje claro: no se trata solo de detener un desahucio, sino de frenar un modelo que expulsa a los vecinos de siempre de sus hogares. Por ello, exigen un control efectivo de los precios del alquiler y medidas reales que protejan a quienes viven de alquiler frente a la especulación y los fondos buitre. Aseguran que no se van a quedar de brazos cruzados mientras sus barrios pierden su identidad y se transforman en escaparates turísticos.

En su comunicado, insisten en la necesidad de construir barrios donde las personas puedan envejecer con tranquilidad, rodeadas de su comunidad, y no vivir con miedo a perderlo todo. Defienden un entorno urbano que cuide, que mantenga viva la memoria colectiva y que no quede en manos del mercado. Su lucha, dicen, no es solo por una casa, sino por el derecho a pertenecer y a ser parte activa de una ciudad más justa.

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