El Vaticano explica por qué el Papa Francisco tenía un moretón en la cabeza

Las personas que están despidiendo al Papa Francisco notaron algo en la cabeza del Pontífice, y el Vaticano ha salido al paso rápido para que no se manche su despedida.

Por:

Adonis Martínez

Entre los miles de fieles que acuden a despedirse del papa Francisco en la basílica de San Pedro, hay un detalle que no ha pasado desapercibido: un visible moratón en su frente, parcialmente cubierto por el gorro papal. La imagen ha generado inquietud y numerosas preguntas entre los asistentes al funeral y los medios internacionales.

Según ha comunicado oficialmente el Vaticano, la marca es consecuencia directa del ictus que provocó su fallecimiento en la madrugada del lunes, descartando así cualquier atisbo de dudas en la gente.

La Santa Sede ha querido aclarar este punto para evitar interpretaciones erróneas sobre el estado del pontífice en sus últimos momentos. Aunque su muerte ha sido descrita como tranquila, el rastro físico de la hemorragia ha impactado a quienes lo contemplan en su último adiós.

Con el paso de los días se notará más

El Vaticano ha desmentido las primeras suposiciones que apuntaban a una posible caída del papa Francisco. La marca visible en su frente es, según han explicado, una consecuencia directa del ictus que le provocó la muerte. Además, advierten que “con el paso de los días, el moratón se va a notar más”, debido a la evolución natural de la hemorragia.

Para preservar una imagen digna del pontífice durante el velatorio, se han aplicado interrupciones puntuales en el acceso de fieles a la basílica de San Pedro. El objetivo ha sido acondicionar el cuerpo y minimizar el impacto visual que pueda generar entre los asistentes.

Estas pausas se llevaron a cabo la noche del miércoles, entre las 21:45 y las 22:15 horas, y nuevamente en la madrugada del jueves, desde las 5:30 hasta las 7:00 horas, poco después de que se cerrara la capilla ardiente a las cinco de la mañana. Una decisión tomada con discreción y respeto, para asegurar un último adiós sereno y solemne.