Capilla Sixtina: 3 datos que debes conocer sobre el el lugar donde tendrá lugar el Cónclave

Una de las mayores obras de la Humanidad, está en el Vaticano y será el escenario de la elección del nuevo Papa.

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Por:

Adonis Martínez

Capilla Sixtina
Los datos más curiosos de la Capilla Sixtina. Fuente: Freepik.

Las horas corren y el Vaticano entra en calma tensa. La Capilla Sixtina, testigo de siglos de historia, ya está preparada para acoger un momento que solo ocurre en contadas ocasiones. Los cardenales electores se reunirán allí, a puerta cerrada, para decidir quién será el nuevo Papa. A las puertas del cónclave, todo está medido al milímetro: la tradición, la logística y el peso de lo que está en juego. El mundo, mientras tanto, observa en silencio.

Pero este lugar no es solo un espacio ceremonial. La Capilla Sixtina es arte puro convertido en escenario de decisiones eternas. Los frescos de Miguel Ángel, desde la famosa Creación de Adán hasta el imponente Juicio Final, envuelven a los electores en un ambiente tan bello como sobrecogedor. Allí, cada pincelada recuerda que su elección no es solo un trámite, sino un paso trascendental para millones de personas.

En ese entorno único, bajo pinturas que parecen observar cada movimiento, los cardenales tendrán que votar. Lo harán rodeados de historia, bajo la atenta mirada de sus iguales y, según la tradición, bajo la mirada de Dios. Cuando el humo blanco asome en la chimenea de la Sixtina, el mundo sabrá que el nuevo pontífice ya ha sido elegido. Hasta entonces, el secreto será absoluto.

Seguro que no sabías esto sobre la Capilla Sixtina

La censura

A sus más de 60 años, Miguel Ángel volvió a aceptar un reto monumental: pintar El Juicio Final en la Capilla Sixtina. La obra debía reflejar el apocalipsis y el juicio divino, por lo que no escatimó en mostrar cuerpos desnudos que expresaran la crudeza del momento.

No todos quedaron satisfechos. Biagio de Cesena, maestro de ceremonias del Papa, criticó duramente la impudicia del fresco. Miguel Ángel le respondió a su manera, retratándolo como un juez del infierno, desnudo y con una serpiente mordiéndole los genitales.

Años después, la censura se impuso. Tras el Concilio de Trento, el Papa Pío V ordenó cubrir las figuras más explícitas. El encargo recayó en Daniele da Volterra, quien añadió paños en las zonas sensibles y pasó a la historia como Il Braghettone, “el que pinta calzoncillos”.

La musculatura de Dios

Antes de Miguel Ángel, la imagen de Dios en el arte era mucho más abstracta. Lo habitual era mostrar solo una mano emergiendo de las nubes, señalando a la humanidad desde lo alto, como un símbolo distante de autoridad divina.

    Todo cambió con la llegada del genio renacentista a la Capilla Sixtina. Miguel Ángel rompió con esa tradición y presentó a un Dios visible y poderoso, con cuerpo completo y musculoso, muy lejos de las representaciones etéreas del pasado.

Inspirado en figuras mitológicas como Zeus o Júpiter, el artista dotó al Creador de una presencia imponente. Así, redefinió la forma en que el mundo vería para siempre a la divinidad en el arte occidental.

La manzana no era el fruto prohibido

En la famosa escena del Pecado Original, Miguel Ángel optó por un detalle poco conocido: pintó a Eva tomando un higo en lugar de la tradicional manzana. Las hojas del árbol, claramente reconocibles, revelan la elección del artista.

Esta decisión no fue casual. Aunque la cultura popular asoció el fruto prohibido con la manzana, el propio Génesis no especifica de qué fruto se trataba, refiriéndose solo a él como “malo”. Miguel Ángel, fiel a las escrituras, eligió no seguir la versión más extendida.

Además, la higuera tiene un fuerte simbolismo en la historia bíblica. Eva y Adán usaron sus hojas para cubrirse tras caer en desgracia, lo que convierte al higo en una elección coherente para ilustrar la escena del primer pecado.

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