Histórico: este fue el cónclave que tardó 3 años en elegir un nuevo Papa

Precisamente, la elección de este Papa provocó la creación del Cónclave y de su mecanismo de voto.

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Por:

Adonis Martínez

Histórico: este fue el cónclave que tardó 3 años en elegir un nuevo Papa

El cónclave, ese ritual cargado de misterio que decidirá quién será el próximo Papa, se rige por normas que hunden sus raíces en la historia. Aunque hoy parezca un procedimiento perfectamente establecido, su origen se remonta a siglos atrás, cuando la Iglesia buscaba evitar influencias externas en una decisión tan crucial.

Fue el papa Gregorio X quien, en el siglo XIII, impuso el aislamiento de los cardenales durante la elección. Su idea era sencilla pero firme: mantenerlos apartados del mundo para garantizar un proceso puro y sin presiones. Aunque desde entonces las reglas han sufrido algunos ajustes, la esencia de aquel mandato sigue plenamente vigente.

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Elegido como Papa sin ser siquiera sacerdote y con un pontificado breve —de apenas cinco años—, su legado se convirtió en uno de los más influyentes de la Iglesia. A día de hoy, cada cónclave sigue su modelo, reforzando la importancia de su paso por la historia.

¿Por qué tardaron 3 años en votar un nuevo Papa?

A mediados del siglo XIII, elegir un nuevo Papa no era solo un asunto espiritual, sino también un reflejo de las tensiones políticas que dividían a Europa. La muerte de Clemente IV en 1268 dejó vacante un trono en plena lucha de poder entre dos grandes bloques: por un lado, el Sacro Imperio Romano Germánico, heredero del legado de Carlomagno; por otro, una Francia en ascenso que acababa de unificar su territorio y extender su influencia hasta el sur de Italia.

Cuando los cardenales se reunieron en Viterbo para elegir al sucesor, pronto quedó claro que el camino no sería fácil. El cónclave se partió en dos: los gibelinos, alineados con el Imperio, y los güelfos, defensores de la independencia de la Iglesia frente a cualquier poder secular. Mes tras mes, las votaciones se estancaban sin que ningún candidato alcanzara la mayoría necesaria. Las divisiones políticas pesaban más que el consenso religioso.

La situación se volvió tan insostenible que los propios regidores de Viterbo tomaron cartas en el asunto. Cansados de la eterna espera, decidieron encerrar a los cardenales en el palacio e incluso racionarles la comida para forzar una decisión. Solo así, tras casi tres años de encierro y presiones extremas, se resolvió el que aún hoy es recordado como el cónclave más largo de la historia de la Iglesia.

Gregorio X y la creación del cónclave

El caos vivido en Viterbo dejó una lección que la Iglesia no tardó en asumir. El cónclave más largo de la historia, marcado por luchas políticas y la intervención forzada de las autoridades locales, dejó claro que era necesario regular el proceso de elección papal para evitar futuros bloqueos. Así, cuando Gregorio X asumió el papado tras aquella amarga experiencia, supo que debía tomar medidas.

Consciente de que el retraso debilitaba la autoridad de la Iglesia y generaba incertidumbre entre los fieles, Gregorio X impulsó en 1274 nuevas normas durante el Concilio de Lyon. Su propuesta fue clara: a partir de entonces, los cardenales deberían reunirse aislados, sin contacto con el exterior, hasta alcanzar un acuerdo. Nacía así oficialmente el cónclave, cuyo nombre proviene del latín cum clave, es decir, “bajo llave”.

Estas reglas, pensadas para acelerar la elección y evitar presiones externas, se convirtieron en un pilar fundamental del sistema papal. Aunque con el tiempo han sufrido ligeros ajustes, la esencia del modelo ideado por Gregorio X sigue intacta. A día de hoy, cada vez que el trono de San Pedro queda vacante, la Iglesia recurre a ese método para asegurar que la decisión se tome en un ambiente de recogimiento y reflexión.

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