Olor a tierra mojada, el aroma natural que desvive a los expertos

Perfumistas y científicos han intentado recrear y encapsular la fragancia húmeda y terrosa de las tormentas estivales desde hace miles de años.

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Por:

Cristian Ortega Mahan

Olor a tierra mojada, el aroma natural que desvive a los expertos
La combinación de agua y tierra también nos regala fragancias exquisitas. Fuente: Pexels

En el 2008, el perfumista Jean-Claude Ellena creó para la casa de modas francesa Hermès “Un jardín después del monzón”, un perfume relajante y fresco que evoca un paisaje rebosante de agua. Según el propio perfumista, es “la expresión serena de una naturaleza que renace tras la lluvia”.

La habilidad técnica de encapsular en un frasco el olor de la tierra mojada no es nueva. Hace milenios, en la India, Omán y otras regiones de Asia y Medio Oriente, médicos, monjes y curanderos ya formulaban el exclusivo “mitti attar”, una destilación de barro seco en aceite de sándalo que capturaba el aroma de la tierra húmeda tras las lluvias del monzón.

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La combinación de lluvia y tierra genera un aroma inconfundible. Fuente: Pexels

Fragancia lujos y muy cotizada

Este aroma terapéutico y evocador se utilizaba como remedio curativo, en rituales y también para perfumar cuerpos y palacios de las clases más poderosas. Era una fragancia lujosa que exhalaba el aliento de la tierra árida reconfortada por un chaparrón.

    Los científicos y perfumistas, como Jean-Claude Ellena, han comprendido que el olor a tierra mojada después de la lluvia es resultado de un complejo sistema de interacciones entre el agua, el suelo y sus microorganismos. Desde 1964, este olor tiene un nombre: petricor. Isabel Joy Bear y Richard Thomas acuñaron el término en la revista Nature, derivado del griego petros (piedra) e ichor (el fluido en las venas de los dioses).

“El petricor es un olor agradable que acompaña a la lluvia. Es una mezcla de gases atmosféricos, moléculas de bacterias y compuestos orgánicos en superficies de arcillas, rocas y plantas”, explica Marina Barcenilla, científica y perfumista independiente.

El aroma se percibe justo antes de que llueva, cuando el aire saturado de humedad entra en contacto con superficies secas, liberando moléculas aromáticas. Este proceso se intensifica con la lluvia, especialmente en verano y en periodos de sequía, cuando se liberan más aceites volátiles acumulados.

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Expertos en perfumes han trabajado duro para hallar el aroma perfecto. Fuente: Pexels

Verano y sequía lo potencian

El petricor requiere periodos secos para que los aceites y moléculas aromáticas se acumulen, siendo menos intenso en entornos húmedos. Su olor es terroso y húmedo, con matices que varían según el entorno: verde, especiado, salado, amaderado, entre otros.

    La atracción por el petricor tiene una explicación evolutiva: el olfato de los animales puede detectarlo en concentraciones muy bajas, indicando la presencia de agua vital. Muchas fragancias recrean este aroma usando geosmina, una molécula producida por microbios del suelo, replicada en laboratorios para perfumería.

El petricor ha inspirado a creadores de diversas disciplinas. Los artistas Germain Meulemans y Anaïs Tondeur, por ejemplo, tomaron muestras de lodos de los adoquines de París para destilar los aromas de la ciudad.

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Los perfumes llevan miles de años de evolución. Fuente: Canva

Marina Barcenilla creó Ground Control, un perfume que homenajea a la Tierra con notas de bálsamo de abeto, ozono, sándalo, musgo, resinas y petricor, recreando la sensación de regreso a la tierra tras un viaje espacial.

Inhalar el aroma del petricor en cualquier lugar del planeta es como estar en casa. Su fragancia nos invita a cerrar los ojos, aspirar hondo y acercarnos a la tormenta, proporcionando una sensación balsámica y reconfortante, aunque solo dure lo que un chaparrón de verano.

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