¿Por qué Lluís Gros Martín se dejó grabar hablando con menores en Cómo cazar a un monstruo?

Aunque Gros tenía una condena en su contra desde 2021, consiguió eludir la cárcel en varias ocasiones alegando presuntos problemas de salud.

Por:

Adonis Martínez

Cómo cazar a un monstruo fue la viva demostración de que la justicia, con sus fallos habituales, pueden dejar en libertad a personas terribles, como el caso de Lluís Gros, condenado por abusar de menores durante décadas, todo un escándalo que fue destapado por Carles Tamayo, periodista y Youtuber.

Una de las grandes incógnitas detrás de este True Crime de 3 episodios, es saber por qué a Lluís no le importaba que Carles grabase cuando estaba hablando con menores, algo que tenía completamente prohibido por el juez desde 2021, en donde fue declarado culpable.

Lluís Gros y la definición de “disociación”

Tamayo publicó un breve vídeo en el que reconoce que es completamente normal preguntarse por qué Gros se deja grabar en situaciones comprometidas. “Podemos ver cómo poco a poco va introduciendo temas delicados”, ha reconocido el youtuber sobre el momento de la videollamada. Esto pone en evidencia la gravedad de la situación y el modo en que Gros interactúa con los jóvenes.

Una realidad alternativa y terrorífica

Como se muestra en el documental, Gros parece creer que lo que no tiene ninguna repercusión. La ausencia de consecuencias en su pasado, junto con el apoyo que ha recibido para ocultar los hechos, parece haberle llevado a actuar con inquietante naturalidad, incluso sabiendo que está siendo observado y que esas imágenes, en teoría, deben servir para limpiar su nombre.

Tamayo ha planteado un escenario revelador: “¿Qué les diría Lluís si yo no estuviera grabando el documental que él mismo me ha solicitado?”. Esta reflexión expone cómo Gros parece vivir en una realidad distorsionada, donde su comportamiento no solo le resulta normal, sino también justificable, sin considerar las implicaciones morales o legales de sus acciones.

La situación es aún más alarmante al ver la confianza con la que se desenvuelve, aparentemente convencido de que no habrá repercusiones. Sin embargo, su sensación de impunidad llegó a su fin cuando fue finalmente detenido en un hospital de Barcelona, marcando un punto crucial en la investigación.