Hablando de los hermanos Menéndez, ¿cuál es la diferencia entre un sociópata y un psicópata?
La serie de Netflix sobre el caso real del parricidio que cometieron los hermanos a finales de los 80, sobrevuela los márgenes psicológicos de patologías muy graves.
Son frecuentes los artículos sobre personas con comportamientos inadecuados y cómo identificarlas. No es necesario realizar una búsqueda en Google ni desplazarse mucho para encontrar titulares como 7 señales de que tu jefe es un psicópata o Cómo evitar al sociópata de al lado.
A menudo, los términos psicópata y sociópata se utilizan de manera intercambiable. Esto incluye al que tal vez sea el personaje de ficción más famoso y maleducado de todos: Hannibal Lecter, el asesino en serie caníbal de El silencio de los inocentes.
En el libro en el que se basa la película, a Lecter se le describe como un “sociópata puro”, mientras que en la película se le califica como un “psicópata puro”. Sin embargo, los psiquiatras le han diagnosticado algo completamente diferente.
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- Con el auge de las producciones sobre casos policiales reales, llamados true crime, como Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menendez, por Netflix, las dudas renacen respeto a qué patología es cada una.
¿Cuál es la diferencia entre un psicópata y un sociópata?
Como veremos, estos términos han sido utilizados en diferentes momentos de la historia y están relacionados con conceptos que se superponen.
El psicópata
La psicopatía se menciona en la literatura psiquiátrica desde el siglo XIX, pero la última edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM) no la incluye como un trastorno clínico reconocido. Desde la década de 1950, las etiquetas han cambiado, y términos como “trastorno de personalidad sociopática” han sido reemplazados por el trastorno de personalidad antisocial, que es lo que se utiliza actualmente.
- Una persona con trastorno de personalidad antisocial muestra un desprecio constante por los derechos de los demás. Esto incluye infringir la ley, mentir de manera reiterada, comportamientos impulsivos, involucrarse en peleas, despreocuparse de la seguridad, tener actitudes irresponsables y mostrar indiferencia ante las consecuencias de sus acciones.
Para aumentar la confusión, la sección del DSM sobre el trastorno de personalidad antisocial menciona rasgos de psicopatía (y sociopatía). En otras palabras, según el DSM, estos rasgos son parte del trastorno de personalidad antisocial, pero no se consideran trastornos mentales en sí mismos.
El psiquiatra estadounidense Hervey Cleckley proporcionó la primera descripción formal de los rasgos de la psicopatía en su libro de 1941 The Mask of Sanity (La máscara de la cordura). Su descripción se basó en observaciones clínicas de nueve pacientes varones en un hospital psiquiátrico. Identificó varias características clave, como el encanto superficial, la falta de fiabilidad y la ausencia de remordimiento o vergüenza.
El psicólogo canadiense Robert Hare refinó estas características, enfatizando aspectos interpersonales, emocionales y de estilo de vida, además de los comportamientos antisociales mencionados en el DSM.
Si recopilamos toda esta información, podemos decir que el psicópata manipula a los demás, muestra un encanto superficial, es grandilocuente y persistentemente engañoso. Sus rasgos emocionales incluyen la falta de emoción y empatía, indiferencia ante el sufrimiento ajeno y la negación de responsabilidad por el impacto que su comportamiento tiene en los demás.
Por último, un psicópata se aburre con facilidad, vive a expensas de los demás, carece de objetivos y actúa de manera irresponsable de forma constante.
El sociópata
El término sociópata apareció por primera vez en la década de 1930 y se atribuyó al psicólogo estadounidense George Partridge, quien hizo hincapié en las consecuencias sociales de conductas que violan habitualmente los derechos de los demás.
Los académicos y médicos clínicos solían utilizar los términos sociópata y psicópata indistintamente, aunque algunos preferían el término sociópata porque decían que el público confundía a veces la palabra psicópata con psicosis.
“Trastorno de la personalidad sociopática” fue el término utilizado en la primera edición del DSM en 1952. Esto se alineaba con las opiniones predominantes en aquel momento de que las conductas antisociales eran en gran medida producto del entorno social y que solo se juzgaban como desviadas si infringían normas sociales, legales o culturales.
Algunas de estas primeras descripciones de la sociopatía se asemejan más a lo que hoy llamamos trastorno de personalidad antisocial. Otras se relacionan con características emocionales similares a la definición de psicópata de Cleckley en 1941.
En resumen, distintas personas tenían ideas diversas sobre la sociopatía, y aún hoy, este concepto está menos definido que la psicopatía. Por lo tanto, no existe una única definición de la sociopatía que podamos ofrecer en la actualidad. Sin embargo, en términos generales, sus conductas antisociales pueden ser similares a las que observamos en la psicopatía.
Con el paso de las décadas, el término sociopatía cayó en desuso y, a partir de finales de los años 60, los psiquiatras comenzaron a utilizar el término trastorno de personalidad antisocial.
¿Un psicópata nace o se hace?
Tanto la “sociopatía” (ahora conocida como trastorno de personalidad antisocial) como la psicopatía se han asociado con una amplia gama de causas biológicas, psicológicas y del desarrollo.
Por ejemplo, las personas con rasgos psicopáticos presentan ciertas diferencias cerebrales, especialmente en regiones relacionadas con las emociones, la inhibición de la conducta y la resolución de problemas. También parece haber diferencias relacionadas con su sistema nervioso, incluida una frecuencia cardíaca reducida.
Por otro lado, la sociopatía y sus conductas antisociales son producto del entorno social de la persona y tienden a transmitirse en familias. Estas conductas se han asociado con el abuso físico y los conflictos entre los padres.
¿Cuáles son las consecuencias?
A pesar de sus representaciones ficticias (como Hannibal Lecter en El silencio de los inocentes o Villanelle en la serie de televisión Killing Eve), no todas las personas con rasgos de psicopatía o sociopatía son asesinos en serie o físicamente violentos.
Sin embargo, la psicopatía predice una amplia gama de conductas nocivas. En el sistema de justicia penal, la psicopatía está fuertemente vinculada a la reincidencia, especialmente en delitos violentos.
En la población general, la psicopatía se asocia con la dependencia de sustancias, la falta de vivienda y otros trastornos de la personalidad. Algunas investigaciones incluso han demostrado que la psicopatía predecía el incumplimiento de las restricciones impuestas por la COVID-19.
Sin embargo, la sociopatía no está tan bien establecida como un factor de riesgo clave para identificar a las personas con mayor probabilidad de dañar a los demás y no es un indicador confiable de conducta antisocial futura.
Con información de un artículo de Bruce Watt y Katarina Fritzon, profesores de Psicología, Universidad Bond, Australia.
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