La increíble razón por la que Hwang Dong-hyuk creó El Juego del Calamar

Hwang Dong-hyuk revela la inspiración detrás de la serie mientras se prepara el estreno de la Temporada 2.

Por:

Adonis Martínez

El Juego del Calamar vuelve este 26 de diciembre con una segunda temporada que promete mantener a todos en vilo. Desde su estreno en 2021, la serie se ha consolidado como uno de los mayores éxitos de Netflix, ganando una popularidad que ha trascendido la pantalla y se ha convertido en un fenómeno cultural.

Sin embargo, detrás de este fenómeno global hay una idea inicial, una chispa que fue creciendo hasta dar forma al impactante resultado que conocemos hoy. Para Hwang Dong-hyuk, el creador de la serie, todo comenzó con una pregunta incómoda dirigida al propio sistema democrático, cuestionando sus fallos y las desigualdades que genera.

Esta reflexión se convirtió en el núcleo de una historia que atrapó a millones de espectadores alrededor del mundo. De este modo, el creador de El Juego del Calamar no solo nos cuenta por qué no hará más temporadas de la serie, es que además ahora sabemos por él cómo nació la historia de esta serie.

Así surgió la idea de crear El Juego del Calamar

“Vivimos en una sociedad democrática donde todos pueden votar, pero al final, quien tiene el control es la mayoría dominante”, comenta Hwang Dong-hyuk en una entrevista con The Hollywood Reporter. “Siempre me ha rondado esta pregunta: ¿tener la mayoría significa que siempre están en lo correcto?”.

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El creador de El Juego del Calamar se inspira en las fracturas visibles que existen en cualquier comunidad. “A donde sea que mires, las personas trazan fronteras, ya sea por edad, clase social, religión, etnia o raza. Siempre quise explorar cómo nuestras elecciones generan conflictos y abrir un diálogo sobre si hay una forma de superar esas divisiones y avanzar juntos”, explica Hwang.

Una nueva vuelta en la segunda temporada de la serie

La segunda temporada de El Juego del Calamar lleva esta reflexión aún más lejos. Ahora, al final de cada ronda, los jugadores están obligados a votar si quieren continuar o detener el juego, convirtiendo la decisión en un elemento central de la trama.

Este nuevo giro divide a los concursantes en dos bandos claramente enfrentados. Por un lado, están aquellos que, impulsados por la presión económica, creen tener la habilidad y fortaleza necesarias para imponerse sobre los demás. Por otro, un grupo más cauteloso teme que un solo voto en contra sea suficiente para desmoronar por completo sus posibilidades de éxito.

El resultado es un juego psicológico aún más intenso, donde la supervivencia no solo depende de la habilidad, sino de las decisiones colectivas y del miedo constante a que un simple gesto de oposición pueda cambiarlo todo.