Con este truco, aprenderás a elegir la mejor sandía para comer

Di adiós a comerte sandías pasadas o podridas, con este truco definitivo aprenderás a elegir la mejor de todas.

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Por:

Adonis Martínez

Truco sandía
Así es como puedes elegir las mejores sandías para comerlas en el mejor punto. Fuente: Pexels.

Con la llegada del buen tiempo, los supermercados se llenan de frutas frescas y llenas de color que solo están disponibles durante unos pocos meses al año. La primavera y el verano son sinónimo de melocotones, cerezas, albaricoques… y, cómo no, de sandía, una de las grandes protagonistas de la temporada.

Esta fruta, refrescante y ligera, se cuela en ensaladas, batidos, postres y meriendas, convirtiéndose en un básico de los meses más calurosos. Pero, a pesar de su popularidad, no siempre es fácil acertar al elegirla: muchas veces parece perfecta por fuera, pero decepciona por dentro.

Sandía y melón.
Sandía y melón, frutas estrella del verano. Fuente: Istock.

¿La buena noticia? Existe un truco muy sencillo y efectivo que te ayudará a saber si una sandía está en su punto justo de madurez. Si lo aplicas, tendrás muchas más probabilidades de llevarte a casa una pieza dulce, jugosa y llena de sabor.

El TRUCO para elegir la mejor sandía

    Uno de los trucos más sencillos y efectivos para elegir una sandía dulce consiste en fijarse bien en su piel. En concreto, hay que observar las rayas verdes que recorren su corteza, un detalle visual que puede decir mucho sobre su madurez.

Según explican los expertos, cuanto más marcadas estén esas franjas y más espacio haya entre ellas —alrededor del ancho de dos dedos—, mayor será la probabilidad de que la sandía esté jugosa y con un alto contenido de azúcar. Es un indicio visual que puede marcar la diferencia entre una fruta insípida y una llena de sabor.

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La sandía es una gran fuente de hidratación. Fuente: Canva

Este patrón en la corteza indicaría que la sandía ha tenido un desarrollo adecuado durante su crecimiento, favoreciendo la concentración de azúcares naturales. Así que la próxima vez que vayas a comprar una, ya sabes: no te guíes solo por el tamaño o el color, fíjate también en las rayas.

No es la única forma

Además de fijarse en las rayas de la cáscara, hay otros trucos muy útiles para escoger la sandía perfecta. Uno de los más fiables es observar la “mancha de campo”, esa zona amarilla que aparece en uno de los lados de la fruta. Cuanto más intensa y anaranjada sea, más tiempo ha pasado madurando en contacto con el suelo, lo que suele traducirse en una mayor concentración de azúcares y, por tanto, más sabor.

El peso también es clave: una sandía madura debe sentirse pesada con relación a su tamaño. Eso indica que tiene un alto contenido en agua, algo esencial para que esté jugosa. Otro truco clásico consiste en golpearla suavemente con los nudillos; si suena hueca y con un tono grave, es señal de que está lista para consumir. En cambio, un sonido apagado o metálico puede indicar que aún está verde o que ha perdido parte de su frescura.

Por último, la forma y el aspecto exterior pueden darte pistas adicionales. Las sandías redondas suelen ser más dulces que las alargadas, y una cáscara mate o ligeramente opaca suele señalar una buena maduración. Si brilla demasiado, es posible que todavía le falte tiempo. Con todos estos consejos, elegir una sandía deliciosa dejará de ser cuestión de suerte.

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