Este es el desconocido origen de los azulejos clásicos de Madrid

A diferencia de las señales metálicas del resto de barrios, estas piezas combinan ilustración, color y tradición para relatar el alma de cada calle.

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Por:

Alexis Montiveros

San Isidro
Madrid | Fuente: Ayuntamiento de Madrid.

Pasear por el centro histórico de Madrid supone, en muchas ocasiones, sumergirse en una galería de arte a cielo abierto. Más allá de su arquitectura, son sus placas cerámicas las que capturan la atención de madrileños y turistas. A diferencia de las señales metálicas del resto de barrios, estas piezas combinan ilustración, color y tradición para relatar el alma de cada calle. Pero, ¿de dónde viene esta singular forma de señalizar la ciudad?

¿Quién está detrás del diseño de estas placas históricas?

La respuesta lleva a Talavera de la Reina y a una saga de artistas: los Ruiz de Luna, una familia de ceramistas que ha estado ligada al arte desde principios del siglo XX. El taller familiar se instaló en el barrio de La Guindalera y, desde allí, Alfredo Ruiz de Luna —nieto del célebre Juan Ruiz de Luna— dio forma a los azulejos ilustrados del viejo Madrid a partir de 1992. Fue un encargo del Ayuntamiento que se transformó en un proyecto cultural de gran envergadura.

Tras su fallecimiento, fue su sobrino, Juan Ruiz de Luna, quien asumió el testigo y continúa produciendo estas obras en el mismo taller, respetando las técnicas tradicionales que han dado fama a la cerámica de Talavera.

¿Qué historias cuentan los azulejos del centro de Madrid?

Cada placa cerámica no solo indica el nombre de la calle, sino que va acompañada de una ilustración detallada que remite a la historia o el simbolismo del lugar. En total, más de 1.500 placas y 384 calles cuentan con este tipo de señalización. Aparecen personajes históricos como Carlos III, Isabel II o José Echegaray, gremios antiguos como los cuchilleros o las botoneras, y escenas religiosas protagonizadas por santos madrileños como San Isidro o Santa Catalina.

Incluso elementos de la naturaleza y la topografía madrileña encuentran representación: fuentes, olivares y leyendas populares como la de la calle Mira el Sol, que conmemora la primera aparición del sol tras semanas de lluvia. En conjunto, estas placas componen una narrativa visual del pasado de Madrid.

¿Cómo se elaboran estas piezas únicas?

La técnica utilizada por la familia Ruiz de Luna es la misma que se empleaba siglos atrás. Cada placa mide 60x60 centímetros y se compone de nueve azulejos pintados a mano. El proceso incluye varias etapas: dibujo, estarcido, esmaltado, pintura y cocción en horno a 960 grados. Todo ello da como resultado una obra duradera, resistente al tiempo y con un fuerte valor artístico. Madrid es, según el propio Juan Ruiz de Luna, la única ciudad del mundo con este tipo de señalización cerámica.

¿Qué impacto ha tenido este legado en la ciudad?

Las placas se han convertido en uno de los elementos más distintivos del centro de Madrid. No solo embellecen la ciudad, sino que también fomentan el interés por la historia local. La empresa Las Calles del Viejo Madrid, fundada por Juan Ruiz de Luna, ha lanzado versiones en pequeño formato de estas placas: imanes, postales y objetos decorativos que se venden en tiendas selectas, siempre elaborados en España.

Además de su valor estético, estos productos buscan proteger el legado familiar y evitar imitaciones de baja calidad, cada vez más frecuentes. Así, lo que comenzó como un proyecto municipal ha derivado en una forma de preservar y difundir el patrimonio cultural madrileño.

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