Veterinaria norteamericana advierte sobre los riesgos de bañar a tu gato y que pocos conocen

Respetar su naturaleza y brindarle una rutina de cuidado con paciencia y asesoramiento profesional es la mejor forma de asegurar el bienestar de tu gato.

Por:

Matías Torino

Los gatos se destacan por su meticulosa higiene, ya que dedican hasta el 50% de su tiempo al autoaseo y gracias a ello, rara vez necesitan un baño.

Sin embargo, muchas personas aún se preguntan si es recomendable bañarlos y cómo se sienten los felinos cuando entran en contacto con el agua.

Según la veterinaria Alison Diesel, de la Facultad de Medicina Veterinaria de Texas A&M, en la mayoría de los casos no es necesario bañar a un gato, ya que su instinto natural los mantiene limpios desde cachorros.

No obstante, hay situaciones específicas en las que un baño puede ser útil, como en gatos con obesidad, problemas articulares o afecciones cutáneas que les impiden asearse por sí mismos.

¿Qué sienten los gatos cuando los bañan?

Para muchos gatos, el baño no es una experiencia placentera. El agua cambia la textura de su pelaje, lo hace más pesado y frío, lo que genera incomodidad.

Algunos también pueden sentirse inseguros al estar mojados, lo que provoca miedo, estrés e incluso actitudes agresivas. Diesel advierte que forzarlos a bañarse puede generar traumas conductuales, afectando su bienestar e incluso su relación con sus cuidadores.

No obstante, hay excepciones: si un gato fue acostumbrado al agua desde cachorro, el baño puede ser parte de su rutina sin mayores complicaciones.

Consejos para un baño tranquilo

Si el baño es inevitable, es importante tener en cuenta algunas recomendaciones para que el proceso sea lo menos estresante posible:

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• Consultar al veterinario si el baño responde a una condición médica.
• Utilizar productos específicos para gatos, ya que los de humanos o perros pueden dañar su piel.
• Preparar el entorno: usar agua tibia, una superficie antideslizante y procurar un ambiente silencioso.
• Evitar mojar la cabeza y los oídos para prevenir infecciones.
• Secar con una toalla suave y reforzar el momento con caricias o premios.

Bañar a un gato con demasiada frecuencia puede alterar su equilibrio natural. Esto puede provocar pérdida de aceites esenciales del pelaje, irritaciones en la piel, estrés y riesgo de lesiones. Además, se eliminan los olores naturales que los ayudan a comunicarse con otros gatos.

Por eso, lo ideal es acostumbrarlo desde pequeño al contacto con el agua. Crear asociaciones positivas, como darle golosinas o caricias durante el baño y cuidar cada detalle del proceso desde la temperatura del agua hasta el tipo de shampoo, son claves para evitar una experiencia traumática.