Violencia vicaria: ¿Qué es y por qué se ha cobrado 63 vidas desde 2013?

La violencia vicaria ya tiene marco legal en España desde 2021, pero su impacto sigue creciendo.

Por:

Adonis Martínez

La violencia vicaria vuelve a sacudir a la sociedad española con una crudeza difícil de digerir. Una niña de 13 años ha sido asesinada presuntamente por su padre en Bilbao, en un acto de brutalidad que evidencia, una vez más, la urgencia de actuar ante esta forma extrema de violencia de género. La tragedia ha conmocionado al país y pone el foco en una realidad que muchas veces permanece en la sombra.

Mientras la Ertzaintza investiga el caso, el Ministerio de Igualdad ha dado un paso al frente. La ministra Ana Redondo ha planteado una reforma del Código Penal para que la violencia vicaria quede reconocida de forma expresa como una categoría específica dentro de la violencia de género, con todas las garantías legales y de protección que ello conlleva.

Hasta ahora, esta forma de maltrato no estaba tipificada como tal, aunque desde 2021 sí cuenta con reconocimiento legal en el marco de la Ley de Infancia. Con esta propuesta, el Gobierno busca dotar de mayor claridad jurídica y visibilidad a un fenómeno devastador: aquel en el que se utiliza a los hijos para causar el mayor daño posible a las madres.

¿Qué es la violencia vicaria?

El término violencia vicaria fue introducido por la psicóloga argentina Sonia Vaccaro en 2012, tras años de estudio en casos de violencia de género. Durante su trabajo, Vaccaro detectó una forma de maltrato especialmente cruel: aquella en la que el agresor no se limita a dañar directamente a la mujer, sino que busca herirla donde más le duele, a través de sus hijos.

Esta modalidad de violencia se caracteriza por el uso de los menores como herramientas para infligir sufrimiento psicológico y emocional a la madre. Puede manifestarse de diferentes formas, desde la manipulación, amenazas o maltrato hacia los hijos, hasta llegar a casos extremos de asesinato. Todo ello con un objetivo claro: castigar, someter o vengarse de la mujer, especialmente cuando ella intenta poner fin a la relación.

La violencia vicaria suele aparecer en contextos de separación o conflicto por la custodia, cuando el agresor pierde el control sobre la víctima y recurre a los hijos como medio para mantener su dominio. Es una forma de violencia que atenta no solo contra las mujeres, sino también contra los derechos y la seguridad de los menores, convirtiéndolos en víctimas colaterales de un ciclo de maltrato profundamente destructivo.

De violencia vicaria a violencia económica

La violencia vicaria no siempre es visible a simple vista. En muchos casos, el agresor aprovecha su posición legal para dañar a la madre durante el día a día de los hijos: no llevarlos al médico, impedirles hacer actividades o directamente incumplir con sus obligaciones económicas.

El impago de la pensión alimenticia, lejos de ser un simple desacuerdo económico, suele formar parte de un patrón de control y castigo. Se trata de una forma de violencia económica que impacta directamente en la estabilidad de la mujer y de los menores.

Por eso, el Ministerio de Igualdad trabaja para reforzar la vigilancia judicial sobre estos casos y activar mecanismos más rápidos de embargo en caso de impagos reiterados. La idea es clara: que la ley también actúe frente a quienes usan el dinero como forma de maltrato.