Descubre qué es el fluxing: La técnica finlandesa que deberíamos adoptar en España

Este método se usa comúnmente en los países nórdicos, considerados los más felices de Europa.

Por:

Adonis Martínez

Finlandia, Noruega, Suecia. . . Estos países hacen uso del Fluxing como estilo de vida. Fuente: Pexels.

Por octavo año consecutivo, Finlandia lidera el ranking de los países más felices del mundo, según el informe mundial de la felicidad elaborado por la ONU y el Instituto Gallup. A pesar de su clima frío y la escasez de luz solar, los países nórdicos como Noruega y Suecia también figuran en el top 10, confirmando una tendencia que sorprende a más de uno: la felicidad no siempre está donde brilla más el sol.

Mientras tanto, España desciende hasta el puesto 38, una caída que choca con la imagen que solemos proyectar al mundo: buen clima, excelente comida y una vida social vibrante. Pero el informe deja claro que el bienestar va más allá de lo superficial y apunta hacia aspectos más profundos como la confianza institucional, la cohesión social y la gestión emocional.

Españolas en el típico terraceo de las tardes. Fuente: Pixabay.

Y es ahí donde los países del norte de Europa marcan la diferencia. Lejos de resignarse al frío y la oscuridad, han desarrollado una serie de prácticas y enfoques —como las saunas comunitarias o el fluxing, una filosofía que invita a aceptar el cambio y fluir con él— que explican en parte su alto nivel de satisfacción. Un método nórdico que, quizás, tenga más sentido del que pensamos.

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Te preguntarás qué es el fluxing

    Mientras medio mundo busca la fórmula perfecta de la felicidad, los finlandeses, líderes del ranking por octavo año consecutivo, han optado por algo mucho más sencillo: aceptar que no existe. En lugar de prometer alegría constante o perseguir un ideal inalcanzable, apuestan por una filosofía que tiene nombre propio: fluxing.

Esta técnica, que nace del término inglés flux —cambio constante—, no busca eliminar el malestar, sino enseñarnos a convivir con él. Los finlandeses no se preguntan cómo ser felices todo el tiempo, sino cómo estar bien incluso cuando no lo están. En eso consiste el fluxing: en fluir, en adaptarse, en dejar de luchar contra lo inevitable y encontrar sentido en lo que toca vivir, sea bueno o no tanto.

Una mujer finlandesa que parece llevar bien el Fluxing. Fuente: Pixabay.

Y curiosamente, esa forma de ver la vida nace del frío, de la falta de luz y del silencio. Donde otros ven limitaciones, ellos construyen bienestar. Sin grandes promesas ni atajos, solo con calma, aceptación y pequeñas rutinas que aportan equilibrio. Puede que no tengamos su clima ni sus saunas, pero su mirada sobre el mundo, quizá, sí podamos hacerla un poco nuestra.

Los beneficios detrás del fluxing

  • Reduce el estrés al dejar de luchar contra lo que no puedes controlar.
  • Mejora la salud mental, al normalizar los altibajos emocionales.
  • Fomenta la resiliencia, enseñándote a adaptarte a los cambios sin hundirte.
  • Te aleja de la autoexigencia constante, al no perseguir una perfección inalcanzable.
  • Favorece la presencia y la calma, al centrarte en el momento y no en lo que “debería ser”.
  • Conecta con el bienestar real, basado en lo cotidiano y no en grandes metas.
  • Fortalece tu equilibrio emocional, al aceptar que sentirse mal también es parte del camino.

Cómo llevar a cabo el fluxing viviendo en España

Poner en práctica el fluxing en España no significa mudarte a Finlandia ni vivir rodeado de nieve y silencio. Se trata de cambiar el chip. Aquí, donde muchas veces se nos empuja a estar siempre bien —a sonreír, a rendir, a mostrar lo bonito—, esta filosofía invita justo a lo contrario: a soltar la presión, aceptar que no todos los días son brillantes y que no pasa nada por no tenerlo todo claro.

¿Quieres practicar el fluxing? Empieza por bajar el ritmo. Deja de exigirte estar feliz las 24 horas, permite que un mal día sea solo eso, y aprende a disfrutar de lo pequeño sin convertirlo en un reto de productividad. Una comida rica, una conversación real o simplemente darte permiso para no hacer nada. Porque fluir no es hacer menos, es dejar de luchar contra lo que ya es.

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