Rusia encarcela a un joven con parálisis por una simple transferencia

El joven, que sufre parálisis cerebral, fue condenado tras transferir dinero a un ucraniano en plena guerra.

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Por:

Adonis Martínez

Encarcelado Rusia
Sin importar su estado, este joven fue encerrado en una cárcel rusa. Fuente: Canva.

Un joven ruso de 21 años, con parálisis cerebral, ha sido condenado a 12 años de prisión tras enviar poco más de 33 euros a un ciudadano ucraniano. La justicia del país ha calificado el gesto como un acto de alta traición en el contexto de la guerra.

Andréi Glújov fue detenido en octubre de 2024, en la región de Volgogrado, después de que la policía registrara su domicilio y se llevara su ordenador personal. Un mes antes, ya habían acudido a interrogarlo por sus contactos en internet.

Vladímir Putin, presidente de Rusia,
Foto: AFP

Según su padre, el joven conoció al ciudadano ucraniano a través de redes sociales y decidió ayudarle con dos pequeñas transferencias. “Mi hijo dice que lo transfirió dos veces, de 1.500 en 1.500”, explicó, aún incrédulo por el castigo impuesto a su hijo.

Rusia no tolera la traición

El caso de Andréi Glújov no es un hecho aislado. En los últimos meses, Rusia ha endurecido su postura frente a cualquier gesto de apoyo, por pequeño que sea, hacia Ucrania. Las autoridades consideran estas acciones como traición en plena guerra.

Un ejemplo similar es el de Ksenia Karélina, una ciudadana con doble nacionalidad ruso-estadounidense, que fue condenada a 12 años de prisión tras donar poco más de 50 dólares al ejército ucraniano. Su caso generó gran repercusión internacional.

Tiempo después, Karélina fue liberada como parte de un intercambio entre Moscú y Washington. A cambio, Estados Unidos entregó a Artur Petrov, un ciudadano ruso acusado de violar la ley de control de exportaciones estadounidense.

Así es la situación de este joven en Rusia

Debido a su parálisis cerebral, Andréi Glújov apenas salía de casa. Su padre explicó que su hijo tiene movilidad reducida en el brazo y la pierna derechos, lo que limitaba su vida social y le llevaba a pasar la mayor parte del tiempo conectado a internet.

A pesar de su situación, el joven colaboró en todo momento con las autoridades tras su detención. Según su padre, Andréi admitió los hechos y cooperó plenamente con la investigación, sin oponer resistencia ni ocultar información.

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