El asesino de Mateo recalcó que lo hizo su otro yo, confesando en tercera persona

El asesino, oriundo de la localidad toledana, abandonó la escena del crimen a pie y se resguardó en la casa de su padre, situada a un kilómetro del polideportivo.

Por:

Adonis Martínez

La muerte de Mateo ha dejado a Mocejón sumido en el luto y la indignación. Aunque la rápida detención del principal sospechoso ha traído un ligero consuelo, la comunidad de Mocejón sigue devastada por el brutal apuñalamiento del niño de 11 años, ocurrido el domingo por la mañana mientras jugaba al fútbol con sus amigos.

Después de más de 30 horas de intensa búsqueda, la Guardia Civil arrestó al homicida el lunes por la tarde, quien confesó ser el autor del crimen. El detenido, originario de Mocejón, reside en Madrid con su madre y pasa los veranos en la localidad toledana junto a su padre, su hermano y su abuela.

El domingo, ingresó encapuchado en el polideportivo ‘Ángel Tardío’ para evitar ser reconocido, utilizando un acceso que, según el portavoz de la familia de Mateo, “solo conocen los vecinos del pueblo”. Este detalle permitió reducir la lista de sospechosos en la pequeña comunidad de 5.000 habitantes.

Las especulaciones mancharon la investigación

Durante las primeras horas de la búsqueda, los medios de comunicación difundieron diversas especulaciones surgidas entre los vecinos y en redes sociales: que si rubio, rapado, moreno, con tatuajes, o de distintos tonos de piel... Ante el caos de rumores, la familia hizo un llamado a la prensa para que no se criminalizara “por la etnia, raza, color o creencias” y pidió que se permitiera a la Guardia Civil hacer su trabajo para capturar al agresor.

Finalmente, gracias a las imágenes captadas por las cámaras de seguridad de un domicilio cercano, se identificó al principal sospechoso: un joven español de 20 años que vive a pocos metros del polideportivo y que, según sus padres, tiene una discapacidad psíquica del 70%.

Confesó que lo había hecho “su otro yo”

El trágico suceso tuvo lugar alrededor de las 10:00 de la mañana del domingo. Mateo, un niño de 11 años, jugaba al fútbol con sus amigos en el campo cuando, de repente, un hombre con el rostro cubierto por una camiseta irrumpió en las instalaciones y se dirigió corriendo hacia ellos, blandiendo un objeto punzante.

Los tres menores intentaron huir, pero el agresor logró alcanzar a Mateo y lo apuñaló mortalmente hasta en 10 ocasiones, lo que sugiere que la víctima fue elegida al azar, descartando la hipótesis inicial de un ataque personal. Según imágenes captadas por las cámaras de seguridad, el asesino huyó del lugar y arrojó el arma en una acequia.

Después de deshacerse del arma, el agresor se dirigió a casa de su abuela, donde se cambió de ropa antes de ir a la casa de su padre. Fue allí donde la Guardia Civil lo detuvo el lunes por la tarde, tras registrar la vivienda. Durante su detención, el joven confesó a los agentes que el crimen había sido obra de su “otro yo”.

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¿Entrará a prisión?

Si no se considera una atenuante por problemas mentales, el responsable del crimen podría enfrentar una pena de hasta 25 años de prisión, dado que se aplicaría la prisión permanente revisable al tratarse de un menor, una víctima especialmente vulnerable.

Este tipo de condena se reserva para los delitos más graves y permite que, tras cumplir un período mínimo de condena, se revise el caso para determinar si el reo puede ser reintegrado en la sociedad o si debe continuar en prisión.

La naturaleza del crimen, sumada a la edad de la víctima, hace probable que se aplique esta pena máxima, garantizando una respuesta severa ante actos de tal brutalidad.