Ciencia loca: todos estos inventos terminaron matando a sus inventores

La lista en muy larga, pero aquí repasamos los casos más emblemáticos de mentes inquietas que fueron mucho más allá y terminaron muriendo a causa de sus inventos.

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Por:

Cristian Ortega Mahan

Ciencia loca: todos estos inventos terminaron matando a sus inventores
Uno de los creadores del Titanic murió en el naufragio más famoso del mundo. Fuente: Canva - La Península

A lo largo de la historia, numerosos inventores han perdido la vida a causa de sus propias creaciones. La pasión y dedicación por la innovación los llevó a tomar riesgos que, lamentablemente, tuvieron consecuencias fatales.

La lista de estos casos es extensa, y algunos ejemplos nos permiten ver cómo la búsqueda del progreso ha resultado en tragedia. Estos episodios muestran el peligro que acompaña al avance de la ciencia y la tecnología.

Casos emblemáticos, algunos muy conocidos

Podemos comenzar recordando a Marie Curie (1867-1934), una pionera en la investigación sobre la radiactividad. Curie, conocida por sus trabajos con materiales radiactivos, murió en 1934 debido a la exposición prolongada a estos elementos. Su dedicación a la ciencia la llevó a un final trágico, pero su legado perdura como uno de los mayores avances en la Medicina y la Física.

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Marie Curie, física y química polaca nacionalizada francesa, cambió nuestro mundo. Fuente: Canva - La Península
    Otro caso notable es el del científico ruso Alexander Bogdanov, quien falleció en 1928 tras someterse a una transfusión de sangre experimental que él mismo había desarrollado. Bogdanov estaba convencido de los beneficios rejuvenecedores de su técnica, pero la falta de conocimientos médicos adecuados en ese entonces resultó en su muerte.

El ingeniero naval Thomas Andrews Jr., diseñador del mítico trasatlántico Titanic, también figura entre los inventores que murieron a manos de su propia creación. Andrews fue responsable del diseño del que, en su época, era el barco más lujoso y avanzado tecnológicamente. Sin embargo, cuando el Titanic colisionó con un iceberg en su viaje inaugural en abril de 1912, Andrews perdió la vida junto a miles de pasajeros, una tragedia que resonó en todo el mundo.

Más recientemente, en junio de 2023, el empresario estadounidense Stockton Rush murió durante una expedición a los restos del Titanic. Rush era el creador del sumergible Titán, que sufrió una implosión con él y otros cuatro pasajeros a bordo. La búsqueda por explorar los confines del océano terminó en tragedia, en un evento que recordó la catástrofe original del Titanic más de un siglo antes.

El ingeniero inglés Henry Winstanley murió en 1703 mientras trabajaba en el faro de Eddystone, una estructura que él mismo había diseñado. Durante una tormenta, el faro colapsó, llevándose consigo a su creador. A pesar del fatal desenlace, su trabajo sentó las bases para futuros avances en la ingeniería de faros.

    William Bullock, un inventor estadounidense, falleció en 1867 debido a un accidente con una imprenta rotativa que él mismo había inventado. Durante un ajuste en la máquina, su pierna quedó atrapada, lo que provocó gangrena y, eventualmente, su muerte.

Otto Lilienthal, pionero alemán del vuelo, murió en 1896 cuando uno de sus planeadores se estrelló. Lilienthal había realizado más de 2.000 vuelos exitosos con distintos diseños, pero un error fatal terminó con su vida.

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Otto Lilienthal, precursor alemán de la ingeniería aérea, murió en uno de sus "aviones". Fuente: Canva - La Península

Finalmente, en 1912, el sastre austríaco Franz Reichelt murió al intentar demostrar la eficacia de un traje de vuelo que él mismo había diseñado. Saltó desde la Torre Eiffel con su creación, pero el traje no funcionó como esperaba y el impacto fue mortal.

Estos casos son un recordatorio del riesgo inherente que enfrentan los innovadores al aventurarse en lo desconocido. La búsqueda del progreso, aunque fundamental para el desarrollo humano, a veces cobra un alto precio.

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