Tips para comprobar la toxicidad de tu madre, según la psicología

Sigue estos pasos aprobados por psicólogos para detectar los comportamientos tóxicos de tu madre.

Por:

Nicolas Lafferriere

Las madres juegan un papel importante en el desarrollo emocional y psicológico de un niño. A pesar de lo romantizado que ha sido su trabajo en la cultura popular, lo cierto es que existen casos de conductas dañinas de una madre hacia su hijo, las cuales pueden convertirse en un patrón de maternidad tóxica.

Una experta en la materia

Esto es lo que expone Clémence Biel, psicóloga infantil y neurocientífica francesa que realizó un estudio sobre los distintos tipos de madre tóxica que podemos encontrar, y que se son fácilmente reconocibles por sus comportamientos. Esta información está disponible en su libro Et si c’était votre mère le problème? (¿Y si tu madre fuera el problema?).

La primera que se puede identificar es la madre víctima, quien se encuentra en constante búsqueda por atención y se presenta como una persona débil y necesitada. En respuesta, el niño asume el papel de salvador y se siente responsable del cuidado espiritual de la madre.

Otro tipo es la madre asfixiante que por deseo de demostrar amor, vulnera constantemente el espacio emocional y personal del niño, lo que en futuras relaciones provoca que el afectado confunda codependencia con amor, buscando constantemente reconocimiento y una fuerte intimidad como muestra de afecto que puede conducir a ello.

Las madres que necesitan ser atendidas son el caso inverso, demandando amor de forma constante y tratando de llenar el vacío emocional que experimentaron en la infancia. Esto puede suponer una carga emocional abrumadora para el niño, quien puede sentirse responsable de satisfacer las necesidades emocionales de la madre desde una edad temprana.

Controladoras, proyectivas e indiferentes

Otros ejemplos más difíciles de tratar son las madres controladoras, caracterizadas por la crítica constante y el deseo de controlar las decisiones y acciones de sus hijos. Estas madres pueden hacer que sus hijos interioricen sus voces críticas como un monólogo interior constante, lo que puede afectar su autoestima y su capacidad para tomar decisiones independientes cuando sean adultos.

Las madres narcisistas utilizan a sus hijos para proyectar una imagen positiva de sí mismas en los demás. Siempre busca la validación externa a través de los logros de sus hijos y le encanta cómo reflejan eso. Por el contrario, las madres indiferentes se caracterizan por ser insensibles ante las necesidades emocionales de sus hijos. Establecer una conexión emocional segura se vuelve difícil, ya que ella parece distante o se siente incómoda con la cercanía emocional.

Por último, las madres impredecibles alternan entre comportamientos muy afectuosos y hostiles de manera desmedida y sin motivo aparente, creando un ambiente emocionalmente inestable. Este entorno caótico puede provocar ansiedad crónica en los niños, que nunca saben qué esperar en las interacciones sociales o personales.