Mujeres y la abstinencia sexual a los 50: ¿Liberación o combate contra el erotismo?

Un movimiento propone el celibato en la mujer madura como forma de amor propio, pero podría tratarse, también, para ocultar los trastornos derivados de la menopausia.

El celibato, muchas veces forzado por una ruptura amorosa o una decepción emocional, suele convertirse en un hábito que con el tiempo resulta difícil de abandonar. Lo que empieza como resignación puede acabar siendo una fuente de placer inesperado, mientras la razón y el corazón intentan encontrar un equilibrio. Frente al corazón, que está biológicamente preparado para amar, se impone la razón que justifica el celibato con argumentos como la libertad, el amor propio y el empoderamiento.

Jennifer Aniston (55) es una de las famosas que ha hablado sobre la importancia de definir la felicidad por una misma, sin necesidad de una relación amorosa. En esta misma línea, la periodista Valérie Trierweiler (59), conocida por haber sido primera dama de Francia junto a François Hollande entre el 2012 y 2014, ha publicado recientemente un manual dirigido a mujeres de más de 50 años, en el que comparte su experiencia con el celibato y reflexiona sobre la vida en esta etapa.

En su libro, escrito junto a Constance Vergara, las autoras abordan temas relacionados con la menopausia y los trastornos emocionales y físicos que esta etapa conlleva. Pero también destacan la libertad que surge tras superar decepciones y rupturas amorosas. “Déjennos en paz”, parece ser el mensaje que transmiten, reivindicando una vida libre de expectativas sociales y presiones.

Perspectiva diferente y novedosa

Para muchas mujeres que llegan a los 50, la soltería trae consigo un periodo de abstinencia sexual que puede ser temporal o incluso permanente. Lo que en otras épocas de la vida podría haber sido considerado un fracaso, ahora se vive con una perspectiva diferente. La sexualidad, según explican las autoras, puede disfrutarse sin la urgencia de la maternidad ni la necesidad de formar una familia. Las relaciones amorosas, si se dan, se viven sin presión, conscientes de lo que no están dispuestas a tolerar y con la tranquilidad de saber que no necesitan hacer concesiones.

Esta perspectiva del celibato ha cobrado fuerza en las redes sociales, donde hashtags como #celibacy en TikTok acumulan millones de visualizaciones. Los testimonios van desde quienes aseguran que la abstinencia ha mejorado su piel y su concentración, hasta quienes la ven como una forma de empoderamiento. Sin embargo, no hay evidencia médica de que el celibato tenga beneficios específicos para la salud, salvo la prevención de embarazos no deseados o enfermedades de transmisión sexual.

¿Evitar los cambios imparables?

A pesar de que algunas mujeres abrazan el celibato como una forma de bienestar, hay quienes cuestionan si esta tendencia no es en realidad una forma de evitar enfrentarse a los cambios que trae consigo la menopausia, como la sequedad vaginal o las dificultades sexuales. Desde el punto de vista emocional, también se debate si esta renuncia al sexo es la mejor forma de sanar traumas emocionales. Abandonar la vida sexual puede, en ciertos casos, convertirse en una zona de confort que impide a las mujeres aceptar los cambios de su cuerpo.

El fenómeno del celibato no se limita a mujeres mayores. Según el investigador Justin Lehmiller, del Instituto Kinsey, en Argentina, cada vez más personas optan por tener menos sexo, o incluso dejarlo por completo. En una encuesta británica, el 22% de las mujeres y el 16% de los hombres entre 16 y 74 años declararon no ser sexualmente activos, y esto no parecía ser un problema para ellos.

Lehmiller señala que muchas mujeres se cuestionan si el sexo vale la pena, dadas las complejidades de las relaciones modernas. Factores como las experiencias tóxicas, el rechazo y la competencia despiadada en aplicaciones de citas hacen que el sexo casual pierda atractivo. Así, un número creciente de mujeres deciden abandonar su vida sexual, ya sea de manera progresiva o sin haberlo planeado del todo.

La duda que queda es si esta nueva oleada de mujeres que abrazan el celibato descubrirán con el tiempo que valió la pena o si, por el contrario, se trata solo de una respuesta temporal a un entorno cada vez más complicado para las relaciones íntimas.