Especialistas explican las diferencias entre fumar y “vapear”

Expertos señalan las ventajas y desventajas de cigarrillo electrónico sobre el tradicional. ¿Un nuevo mal o una solución a largo plazo?

Por:

Nicolas Esteban Lafferriere

Cada año, se registran más de 8 millones de muertes relacionadas con el cigarrillo. Las alarmantes cifras ofrecidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) han transformado al consumo de tabaco en una pandemia, mientras las estrategias para reducir la cantidad de fumadores, tanto activos como pasivos, siguen tomando forma en el mundo.

Una de las más controversiales apunta al uso de cigarrillos electrónicos para reducir el daño ocasionado por sus contrapartes de tabaco. Aquellos elementos permiten la actividad conocida como “vaping” (o “vapeo”), que a día de hoy divide a las organizaciones y expertos a nivel mundial respecto a su efectividad contra el cigarro y los daños en sus practicantes.

La postura de la OMS

Los expertos dentro de la Organización Mundial de la Salud señalaron a los cigarrillos electrónicos como “dañinos para la salud y adictivos”. A pesar de no conocerse los efectos del vaping a largo plazo, la OMS ha defendido la posibilidad de que su consumo afecte el desarrollo del cerebro en los jóvenes y se encargue de liberar sustancias tóxicas cancerígenas.

El Plan para el Control del Tabaco impulsado por este organismo, y que propone el aumento de campañas e impuestos, ha ganado voces en contra. Garret McGovern, director médico de la Priority Medical Clínic de Dublín, Irlanda, señaló que la postura de la OMS hacia el vaping “carece de pruebas y aumenta el riesgo de daño para las personas que fuman”.

Tikki Pangestu, exdirector de Política de Investigación y Cooperación en la OMS, expresó su decepción con el organismo al asegurar que “muchos países de renta baja y media recurren a las directrices de la OMS, careciendo de capacidad para evaluar objetivamente las pruebas y tomar sus propias decisiones políticas”.

La Unión Europea opina

La prohibición de productos y control de empaquetados son temas que el Parlamento Europeo toma de forma pausada. Clive Bates, experto en políticas de tabaco, cuestiona que la UE tome en serio la lucha contra el cáncer. “Si es así, tiene que tomarse muy en serio la guerra contra el cigarrillo, y eso significa echar mano de todos los medios posibles para ayudar a la gente a dejar de fumar”.

En España existe la ley 42/2010 de antitabaco, que establece la prohibición de fumar en una larga lista de sectores, y que podría ser modificada en el futuro cercano, agregando más restricciones. El 70% de los médicos rechaza esta medida, con posturas que apuntan a incentivar las alternativas sin humo.

Fernando Fernández Bueno, cirujano del Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla, asegura que lo mejor y más seguro siempre será el no fumar ni consumir nicotina en ninguna de sus formas. “Pero es algo utópico, porque hay personas que no logran dejar el hábito ni con fármacos, ni con los parches de nicotina, ni con otros procedimientos. Las nuevas alternativas de nicotina son una buena opción”.

El debate se encuentra cada vez más lejos de una resolución satisfactoria para todas las partes. La presión de la industria del cigarrillo tradicional ha frenado otras alternativas, que a pesar de no ser totalmente saludables, apuntan al objetivo de “reducir el daño gradualmente”, tan recomendado por los expertos en la materia.